Depresión ¿Cómo identificarla?

Familia sin depresión

La depresión es una enfermedad mental que se ha convertido a través del tiempo, en un diagnóstico cada vez más frecuente en los servicios de atención primaria en salud y según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se encuentra entre los primeros cinco trastornos que generan mayor discapacidad a largo plazo.

¡Enfrentemos juntos la depresión!

La tristeza es sólo una parte de la depresión

Esta enfermedad tiene muchos otros síntomas, incluyendo algunos físicos, así como un deterioro en los procesos mentales intelectuales. Pueden identificarse los siguientes síntomas en los pacientes que están sufriendo de depresión:1

  • Estado de ánimo constantemente triste o ansioso
  • Pérdida del interés o de la capacidad de sentir placer en pasatiempos u otras actividades
  • Fatiga o pérdida de la energía
  • Dificultad para mantener la concentración, recordar detalles o tomar decisiones
  • Sentimientos de culpa, falta de autoestima e impotencia
  • Falta de esperanza o sentirse pesimista
  • Sentirse “vacío” gran parte del tiempo
  • Sentirse inquieto o irritable
  • Síntomas físicos permanentes
  • Dificultad para dormir, incluyendo conciliación difícil del sueño, despertarse muy temprano o dormir demasiado.
  • Cambios en el apetito o en el peso
  • Pensamientos sobre la muerte o ideas suicidas que pueden llegar hasta el intento de suicidio.

Factores de riesgo

Existen factores que desempeñan un importante papel en el paciente deprimido; por ejemplo, la parte genética, traumas anímicos, factores químicos relacionados con el correcto funcionamiento cerebral, acontecimientos vitales tales como la pérdida de un ser querido, una experiencia estresante en la primera infancia o una pérdida laboral1.

En general el término depresión engloba un grupo de trastornos emocionales caracterizados por la presencia de un estado de ánimo depresivo, pérdida del interés y la capacidad de disfrutar, asociado a una variedad de manifestaciones como pérdida del apetito y alteraciones del sueño, además de cambios en el comportamiento, en la parte intelectual, en la condición física, emocional y un marcado deterioro funcional y social2; todo este conjunto de experiencias hacen que el paciente con diagnóstico de depresión mayor requiera un manejo médico especializado que le permita el manejo adecuado de la enfermedad y además le mejore su pronóstico.

La depresión afecta de manera distinta a los hombres que a las mujeres

Mientras que las mujeres con depresión son más propensas a tener una pérdida de autoestima y tener sentimientos de tristeza y culpabilidad excesiva, los hombres son más propensos a sentirse muy cansados o irritables, perder interés en las actividades que antes disfrutaban hacer y tener dificultad para dormir. 

Los hombres pueden recurrir al alcohol o las drogas cuando están deprimidos. También pueden sentirse frustrados, desanimados, irritables, enojados y, a veces, pueden volverse abusivos. Algunos hombres pueden dedicarse a su trabajo para evitar hablar de su depresión con la familia o amigos, o pueden comportarse de manera arriesgada poniendo algunas veces su vida en peligro.

En cuanto a los niños y adolescentes el comportamiento es diferente que el de los adultos

Antes de la pubertad, los niños tienen la misma probabilidad de desarrollar depresión. Los niños con depresión pueden fingir estar enfermos, no querer ir a la escuela, aferrarse a sus padres, o preocuparse de que sus padres puedan morir.

Debido a que los comportamientos normales varían de una etapa de la niñez a otra, puede ser difícil darse cuenta si un niño sólo está pasando por una “etapa” transitoria o si está sufriendo de depresión. A veces los padres se preocupan de cuánto ha cambiado el comportamiento de su niño o un maestro menciona que “su hijo no parece ser el mismo de antes”.

En tal caso, si después de una consulta con el pediatra se descartan los síntomas físicos, el médico probablemente sugerirá que se evalúe al niño, preferiblemente por un profesional de la salud mental que se especialice en el tratamiento de niños. La mayoría de los trastornos crónicos del estado de ánimo, como la depresión, comienzan en los niños como niveles altos de ansiedad.

Los años de la adolescencia pueden ser difíciles

Los adolescentes están formando una identidad separada de sus padres, lidiando con cuestiones nuevas de sexualidad y de género, y tomando decisiones independientes por primera vez en sus vidas. Es normal que tengan mal humor de vez en cuando, pero la depresión es diferente.

Los niños mayores y los adolescentes con depresión pueden ponerse de mal humor, meterse en problemas en el colegio, ser negativos e irritables, y sentirse incomprendidos. Si no está seguro si su hijo adolescente está deprimido o simplemente está “siendo un adolescente”, considere cuánto tiempo han estado presentes los síntomas, que tan graves son, y si ahora se comporta muy diferente de como antes se comportaba. Los adolescentes con depresión también pueden tener otros trastornos como la ansiedad o trastornos de la alimentación o abuso de sustancias. También pueden tener un mayor riesgo de suicidarse.

Por lo general, los niños y adolescentes dependen de que los padres, maestros, u otros cuidadores reconozcan que están sufriendo y les consigan el tratamiento que necesitan. Muchos adolescentes no saben a dónde ir para obtener tratamiento de salud mental o piensan que el tratamiento no les ayudará. Otros no reciben ayuda porque creen que los síntomas de depresión pueden ser sólo parte de la tensión típica de la escuela o de ser un adolescente. Algunos adolescentes se preocupan de lo que otras personas piensen si buscan atención para su salud mental.

La depresión a menudo persiste, se repite y continúa hasta la edad adulta, especialmente si no se trata. Si sospecha que un niño o adolescente que conoce está sufriendo de depresión,

¡diga algo de inmediato! y ¡solicite ayuda profesional!

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Referencias

  1. NIMH, Instituto Nacional de Salud Mental. La depresión: lo que usted debe saber. Bethesda MD: U.S. Government Printing Office., 2015.
  2. Detección del trastorno depresivo mayor en atención primaria. Una revisión. J.M., Calvo-Gómez y L.E., Jaramillo. 2015, Revista Facultad de Medicina, págs. 471 – 483.

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